Cuando abrimos una llave de agua o llenamos un vaso desde un dispensador, pocas veces nos detenemos a pensar en el camino que recorrió esa agua hasta llegar a nosotros. Aunque pueda lucir cristalina, el agua sin purificar puede contener microorganismos, metales pesados y compuestos químicos que representan riesgos para la salud.
Para eliminar estas impurezas, los sistemas de purificación utilizan procesos avanzados que combinan diferentes etapas de filtración. Conocer estas fases es fundamental para comprender qué tan confiable es el agua que consumimos y cómo elegir un sistema adecuado.
Etapa 1: Filtro de sedimentos
El primer paso en cualquier sistema de purificación es la remoción de partículas grandes. Aquí se eliminan arena, tierra, polvo, óxido y otras partículas visibles.
Función principal: proteger las siguientes etapas de purificación evitando que se saturen prematuramente.
Beneficio directo: mejora la claridad del agua y prolonga la vida útil de los equipos.
Etapa 2: Filtro de carbón activado granular
El carbón activado es uno de los materiales más efectivos para absorber contaminantes químicos.
Función principal: eliminar cloro, pesticidas, herbicidas y compuestos orgánicos que alteran el olor y el sabor del agua.
Beneficio directo: brinda un agua más agradable al paladar y más segura para el consumo humano.
Etapa 3: Filtro de carbón activado en bloque
Aunque se parezca a la segunda, esta etapa cumple un rol más específico.
Función principal: retener partículas más finas y reforzar la eliminación de cloro, disolventes y químicos residuales.
Beneficio directo: garantiza que el agua tenga un nivel mínimo de contaminantes orgánicos y sea más confiable en sabor y seguridad.
Etapa 4: Membrana de ósmosis inversa
Esta es la etapa clave del proceso, considerada el corazón del sistema de purificación.
Función principal: filtrar hasta un 95-99% de sales, virus, bacterias, metales pesados y contaminantes disueltos que no se pueden remover con filtros comunes.
Beneficio directo: proporciona agua de la más alta pureza, apta incluso para usos médicos e industriales.
Etapa 5: Post-filtro de carbón activado
Después de pasar por la membrana, el agua se somete a un pulido final.
Función principal: eliminar olores o sabores residuales y garantizar un perfil limpio y neutral.
Beneficio directo: el agua se percibe fresca, ligera y sin alteraciones en su sabor.
Etapa 6: Luz ultravioleta (UV) o remineralización
Dependiendo del sistema, la sexta etapa puede variar:
- Luz ultravioleta (UV): elimina bacterias y virus restantes mediante radiación.
- Filtro de remineralización: agrega minerales esenciales como calcio y magnesio para mejorar el sabor y aportar beneficios nutricionales.
- Beneficio directo: se obtiene un agua segura y balanceada, lista para el consumo humano.
La importancia de estas 6 etapas en la salud y el bienestar
Cada fase tiene un propósito complementario. Si una de ellas falta, la calidad del agua puede verse comprometida. Por ejemplo:
- Sin la membrana de ósmosis inversa, el agua puede contener metales como plomo o arsénico.
- Sin el carbón activado, el cloro y químicos afectarían el sabor e incluso la salud gastrointestinal.
- Sin la etapa UV o de remineralización, el agua puede perder su balance nutricional o carecer de protección final contra microorganismos.
Comprender estas etapas ayuda a valorar la inversión en sistemas confiables y a dar mantenimiento adecuado para que el agua se mantenga pura.
Las 6 etapas de purificación de agua son más que un proceso técnico; representan un compromiso con la salud, la seguridad y la calidad de vida. Conocerlas te permite elegir mejor el sistema adecuado para tu hogar o negocio, y sobre todo, te asegura que cada vaso de agua que bebas sea realmente seguro.
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